jueves, 26 de febrero de 2009

Comentario de noticia: desglobalización

Turning their backs on the world

http://www.economist.com/world/international/displayStory.cfm?story_id=13145370&source=hptextfeature

Este artículo fue publicado recientemente por la revista The Economist y tiene relación directa con lo que vimos el primer día de clase de Innovación comunicativa con Omar de León. Según vimos, en el período de posguerra (2ª Guerra Mundial) la economía mundial adoptó el paradigma keynesiano, caracterizado por un papel redistributivo del Estado y unas economías semi-cerradas. El modelo de desarrollo de este periodo se basó en el fordismo: producción masiva, consumo masivo y estimulación masiva para la venta de productos de consumo duraderos e indiferenciados. Sin embargo, a mediados de los 70 se produce una crisis de sobreproducción (o sub-consumo) debido a que el nivel de producción supera ampliamente al número de productos que se quedan obsoletos y que, por tanto, tienen que ser substituidos. La demanda cae, baja el consumo y la economía basada en la venta masiva de productos duraderos se satura. Para superar esta crisis, se abren las fronteras comerciales, se desregula el mercado, se liberalizan sectores y, en definitiva, se da el pistoletazo de salida a la era que ha venido a conocerse como globalización. El paradigma productivo cambia radicalmente. Se sigue la estrategia comercial de la segmentación de mercados, con una importancia vital del marketing y la diferenciación del público objetivo en función de características psico-sociológicas. También se produce la separación de costes-precios y una descentralización productiva. En este periodo, la economía productiva es sostenida por las PYMES que, sin embargo, están subordinadas a las grandes transnacionales que se convierten, esencialmente, en gestoras y adquieren un poder inusitado.

Desde los años 80 hasta hoy ha predominado este paradigma productivo, que ha sido ahora puesto en duda por la crisis económica mundial. Lo que vendrá, aún se desconoce, pero todo parece indicar a que los fundamentos de la economía durante estos 30 años han sido agitados de tal manera que la economía mundial está dando un giro importante. Algunas voces autorizadas como Immanuel Wallerstein (La Jornada lo traducirá dentro de poco) dicen que estamos en el inicio de una depresión más profunda que no se sabe cuánto durará, y que, seguramente, el mundo y modelo económico en el que vivamos dentro de 30 años será muy distinto al de ahora.

En el actual escenario de crisis, lo lógico y necesario sería la adopción de alguna forma de keynesianismo o neo-keynesianismo que evite, en la medida de lo posible, el conflicto social, y que mediante políticas redistributivas consiga que los que siempre han consumido y ahora han dejado de consumir, tengan el suficiente nivel adquisitivo como para que la demanda aumente de nuevo. Sin embargo, no está claro que esto esté ocurriendo: la mayor participación del sector público sigue patrones que están más relacionados con el llamado neoliberalismo que con el keynesianismo (Ver Vicenç Navarro). También cabe esperar una mayor regulación y control sobre los mercados, sobre todo los financieros, pero tampoco se han dado pasos significativos en esa dirección.

De momento, en lo referente al cambio de paradigma económico lo que se pude constatar es un nuevo proceso de desglobalización (término que según The Economist ha sido acuñado por el economista Walden Bello). José María Tortosa se ha referido a este proceso de desglobalización centrándose en tres ejes nucleares de lo que ha sido la globalización: el proceso histórico de expansión económica internacional, la ideología o manera en que se entiende el mundo en esta era y, por último, las recetas político económicas conocidas como el “consenso de Washington”. Según Tortosa, este modelo ha entrado en crisis por las siguientes razones:

“El proceso de expansión porque se han alcanzado los límites geográficos, sociales y ecológicos. Ya no hay manera, en la práctica, de resolver problemas internos del sistema mundial recurriendo a ulteriores expansiones, incorporación de nuevos territorios, salarización, extracción de materias primas y contaminación del medio ambiente. Desde ese punto de vista, el sistema estaría muriendo de éxito, aunque es pronto para afirmarlo con certeza. La visión del mundo que se acompañaba con el TINA de Margaret Thatcher (“There Is No Alternative”, no hay alternativas) tiene ahora alternativas claras, algunas más fuertes (las de los neoconservadores) y otras más débiles (como las representadas por los Foros Sociales, el “altermundialismo” y algunas experiencias latinoamericanas actuales). Efectivamente, ya no se puede negar que “otros mundos son posibles” (y el uso del plural es consciente). Finalmente, el llamado “consenso de Washington” (denominado así porque era el conjunto de políticas que emanaban del centro hacia la periferia), ha perdido aceptación, en particular a partir de las políticas puestas en práctica por países centrales y países emergentes (en algunos periféricos ya se estaba haciendo) en el contexto de la crisis financiera iniciada en 2007 y que se ha ido extendiendo a las economías más ligadas a la estadounidense. El proceso de globalización se ha detenido, la visión del mundo “global” ha sido desafiada con relativo éxito y las políticas del “consenso de Washington” pasaron a la historia”.

Según The Economist, “The integration of the world economy is in retreat on almost every front”. El artículo, muestra con muchos datos que la integración global de los movimientos de bienes, capital y trabajo está dando marcha atrás. Según los datos que muestra esto es innegable. También se ejemplifica que hay algunos síntomas de vuelta al proteccionismo, aunque según afirma, no es un fenómeno que apunte a consolidarse. En mi opinión, esto no es del todo correcto. En las reuniones del G-20 se afirma que hay que evitar el proteccionismo (la ideología del libre mercado es contraria al proteccionismo, a pesar de que los países del centro lo han sido, a la par que su discurso lo condenaba y obligaban a los países de la periferia a no serlo). No obstante, estamos asistiendo a un aumento de las subvenciones a las empresas del país propio, y también a la promoción del consumo de productos nacionales (recuérdese las palabras del Ministro de Industria español o el “buy American”). Parece ser que se va a producir una continuación de lo que ha estado sucediendo hasta ahora, consistente en que los países del centro defienden sus intereses con políticas proteccionistas, mientras se trata de imponer a la periferia medidas de “libre mercado”.

Además, el desarrollo económico dependerá no sólo de lo que suceda a nivel macro, sino, más importante aún, de las políticas nacionales y regionales de desarrollo territorial, con las PYMES, en el centro del desarrollo. Si no está claro, cómo va a evolucionar el modelo macro-económico global, está aún menos claro cuál será el modelo productivo que vayan a adoptar las empresas en su afán de salir de la crisis.

En la sutil mezcla de información e ideología (la del establishment), The Economist mantiene que “la globalización” no ha terminado porque está protegida por la confianza en la eficiencia de las corporaciones que operan como cadenas de proveimiento global y, asegura que resultaría muy peligroso si las corporaciones deciden que esta manera de organizar la producción ya no es válida. Esta es la voz de los intereses del establishment. No sé si se equivocan desde su punto de vista, pero en cualquier caso, falta por ver qué es lo que sucede en los años venideros.

Resumiendo la situación actual, se puede decir que el status quo requiere la implantación, al menos, de ciertas formas de neo-keynesianismo orientadas al aumento de la demanda para salir de la crisis y de un modelo de desarrollo empresarial distinto. Se puede constatar ya un fracaso del modelo “globalizado”, con una disminución notable en los flujos globales de distinto tipo, un resurgimiento del Estado-nación, un mayor proteccionismo a nivel nacional, la existencia de alternativas al liberalismo en la práctica y en la teoría y la substitución paulatina del modelo unipolar con EEUU en el centro, por un mundo multipolar con distintos centros.

Todos aquellos interesados en saber hacia dónde se dirige el mundo y, como en el caso de los alumnos de esta asignatura, en llevar a cabo proyectos de desarrollo y/o educativos, tendrán que estar pendientes de los acontecimientos de los próximos años para ser conscientes de las posibilidades y los límites que ofrecerá el nuevo escenario mundial.

lunes, 23 de febrero de 2009

Cementerio nuclear en Yebra

La semana pasado estuve hablando en la universidad con un pequeño ganadero sobre el plan para instalar un cementerio de residuos radioacivos en su pueblo, Yebra. El hombre fue a la Facultad de Ciencias de la Información, esperando que le ayudásemos a difundir la noticia ya que, según decía, distintos medios de comunicación (y de distinto signo político) le habían respondido que la noticia no interesaba y, además, los habitantes del pueblo tienen pocas posibilidades de dar a conocer su preocupaciones por falta de acceso a Internet y otras tecnologías. En fin, a continuación está el texto que repartía. No estaría de más que alguien fuese capaz e proponer un plan de actuación urgente y, por si la instalación del cementerio prospera (como parece ser), otro plan de recuperación y desarrollo. ¿Ideas?